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Biblioteca mitológica

Apolodoro

 

Introducción:

Mientras lucha con la Hidra de Lerna, un gran cangrejo ataca a Hércules.

 

Hércules y la Hidra. Antonio Pollaiolo
Hércules y la Hidra. Antonio Pollaiolo

Cuando estuvo fuera, Heracles se abalanzó sobre ella sujetándola con sus manos. Creía que la había dominado, pero la Hidra se enroscó en una de sus piernas y recuperó sus fuerzas. Sin embargo, lo más desesperante para Heracles era que no servía de nada que golpeara sus cabezas con su maza porque volvían a renacer una y otra vez.

Entre los dos consiguieron que las cabezas no se regenerasen. Heracles, finalmente, cortó la única cabeza verdaderamente inmortal de la Hidra y la enterró en un hoyo que selló colocándole una gran piedra encima. A continuación abrió el cuerpo del monstruo y untó sus flechas con su sangre venenosa.

A su vuelta Euristeo alegó que el trabajo no contaba porque le había ayudado su sobrino. Heracles habría de realizar el segundo trabajo otra vez.