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Himnos homéricos

Homero

 

Introducción:

Pan, dios de los bosques y de los rebaños, nació de la relación de Hermes y una ninfa. Al ver su extraña figura su nodriza se espantó y lo rechazó. Sin embargo, los dioses del Olimpo lo aceptaron y le pusieron el nombre de Pan como símbolo de que les había agradado a todos (uno de los significados de la palabra griega “pan” es todo).

 

Canta Musa al dios Pan, el amado hijo de Hermes, el que tiene dos cuernos y las patas de cabra. Es bullicioso y recorre las llanuras y los peñascos acompañado de las ninfas danzarinas. Las ninfas lo invocan como dios protector de los rebaños, de los caminos y de las cumbres nevadas de las montañas.

Ninfas y Pan. William Bouguereau
Ninfas y Pan. William Bouguereau

Cuando atardece y se siente solo, toca en la siringa una deliciosa melodía que no supera ni siquiera el pájaro que en primavera canta sus lamentos de amor entre los pétalos de las flores.

Acompañan a Pan en su melodía las ninfas de los bosques y de las fuentes, cantando y danzando con sus gráciles pies. Entonces el eco de la música, como un triste lamento, asciende hasta la cima del monte.           

El dios va de un coro a otro o se sitúa en medio y dirige el baile danzando con sus alegres pies y agitando la piel de lince que cubre su espalda. Su corazón se deleita mientras escucha los dulces cantos en medio de un ameno prado en el que crecen mezclados con la hierba el azafrán y el oloroso jacinto.

En el Olimpo los bienaventurados dioses recuerdan el origen del dios Pan. Sucedió cuando Hermes, el veloz mensajero, estuvo en Arcadia, la región donde abundan las fuentes y las ovejas.

A Hermes lo tenía preso un mortal y lo obligaba a cuidar sus sucias ovejas. Mientras se ocupaba de tareas indignas de un dios, en su interior crecía un amor apasionado por una ninfa de bellos rizos.

Se casaron y la ninfa dio a luz un niño. Pero desde su nacimiento no agradó a la ninfa por su extraño aspecto. Tenía cuernos, pies de cabra y emitía sonidos raros. La ninfa se lo entregó a una nodriza que al ver su fea cara y su barba, dio un respingo y salió corriendo. Hermes, en cambio, aceptó a su hijo y con el corazón lleno de felicidad lo cogió en sus brazos.

Envolvió al bebé en suaves pieles de liebre y lo subió velozmente a la morada de los dioses. Se sentó al lado de Zeus y de los demás dioses y les enseñó a su hijo. Todos sintieron felicidad en su corazón, sobre todo Baco. Lo llamaron Pan porque todos habían sentido alegría.

 

 Metamorfosis

Publio Ovidio Nasón

 

Introducción

 El amor por Siringe marcó para siempre a Pan. Siringe era una náyade o ninfa de las aguas que se había consagrado a Diana. Pan persiguió a Siringe y, antes de darle alcance, ésta se transformó en unas cañas. En su honor Pan construyó con las cañas una siringa. 

 

Había en la fría Arcadia una ninfa que era famosa entre las demás náyades. Su nombre era Siringe. Por su belleza la habían acosado los sátiros y los demás dioses de los bosques umbríos y de los abundantes campos.

Pan en el cañaveral. Arnold Böcklin
Pan en el cañaveral. Arnold Böcklin

Se cuenta que en una ocasión en que Siringe regresaba del monte Liceo la vio Pan y se enamoró de ella. Adornado con una corona de puntiagudas hojas de pino le quiso decir unas palabras. Pero no había terminado la frase, cuando Siringe se puso a correr.

La ninfa huía por parajes aislados despreciando las súplicas de Pan que la seguía de cerca. La ninfa sin dejar de correr llegó hasta el río Ladón, de plácidas aguas. Como no podía avanzar, rogó a sus hermanas que vivían dentro del agua que la transformasen. Se lo concedieron y, justo cuando Pan creía que iba a atraparla, en vez de a Siringe, sus manos cogieron unas cañas.

Pan, entristecido, suspiró sobre ellas. El soplo hizo vibrar las cañas ocasionando un sonido que semejaba un delicado gemido. El dios, consolado por las dulces notas del nuevo instrumento, prometió a Siringe: 

— Siempre hablaré contigo de esta manera.

Pan juntó varias cañas de diferentes tamaños, las unió y les puso el nombre de Siringe para que se recordara siempre el nombre de la joven ninfa.

Pan y Psique Edward  Burne-Jones
Pan y Psique Edward Burne-Jones