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MITO DE PAN Y SIRINGE

La ninfa Siringe huyendo de Pan (Capricornio) se transformó en unas cañas. Con ellas Pan construyó su instrumento musical, la siringa. Pan. Sydney Long

EN LA PROFUNDIDAD DEL BOSQUE

Hay varias explicaciones de por qué pusieron el nombre de Pan, que en griego significa todo, a este dios, mitad hombre y mitad cabra.

Siringe. Arthur Hacker

Las malas lenguas dicen que durante el prolongado asedio de Troya y en el dificultoso regreso, Ulises siempre estuvo soñando con volver junto a su esposa. Mientras tanto Penélope se tomaba las cosas con una actitud más alegre. Su palacio se había llenado de pretendientes deseosos de que Ulises hubiera muerto para casarse con ella. Penélope, ante la duda de cuál sería el mejor, los fue probando uno a uno. Ulises inesperadamente volvió y vio el hijo feísimo que le había nacido como resultado de todas esas uniones. Horrorizado, se marchó a buscar otras aventuras que le hicieran olvidar aquella pesadilla. El nombre de Pan, por tanto, de acuerdo con esta historia, aludiría a todos los amantes.

Según otra versión, Mercurio hizo suya a la pastora Driope en un monte. Al cabo de nueve meses nació un ser barbudo con cuernos y con patas de animal que se puso a gritar y a brincar salvajemente ante el espanto de su madre. La pastora abandonó al extraño ser, pero Mercurio se lo llevó al Olimpo. Los dioses rieron las gracias del curioso bebé y lo acogieron. En este caso, la palabra Pan se referiría a las risas de todos los dioses.

Pan agradó especialmente a Baco. En su cortejo Pan se sentía a sus anchas, pues en él había sátiros que también eran mitad animales y mitad hombres. Pan bailaba y bebía como nadie. Presumía, haciendo honor a su nombre, de haberse unido a todas las ménades, las mujeres humanas que se apuntaban a los ritos orgiásticos del dios del vino.

Pan caía muy bien a los pastores, a los cazadores y a los campesinos, aunque quizá no tanto a las ninfas del bosque por su modo de cortejarlas. Las espiaba entre la maleza, las asustaba apareciendo súbitamente y se ponía a perseguirlas sin tregua. En una de estas locas carreras, la ninfa Pitis cayó por un barranco; la madre Tierra, compadecida, la transformó en un pino. Pan en su honor llevaba una corona de este árbol.

Parece ser que de la ninfa de Siringe estuvo más enamorado aún. Pan utilizó su particular técnica de conquista: espiar, asustar y perseguir locamente. Ella corrió hasta un río que le cerraba el paso. Siringe, a un paso de caer en los brazos de Pan, pidió auxilio a los dioses que la transformaron en cañas. Pan, apenado, se sentó en silencio y escuchó el sonido que hacía el viento entre las cañas. Cortó alguna de ellas e inventó la siringa. Cuando la brisa de la tarde acariciaba el cañaveral, él sentía que Siringa lo llamaba respondiéndole él con su música.

A Pan le encantaba asustar a los que se internaban por el bosque. Con ruidos o imitando algún animal, les hacía creer que algo les estaba acechando. En el momento en que los incautos estaban más nerviosos, Pan se ponía detrás de ellos y, con un grito formidable, les daba un susto de muerte. Era el llamado terror pánico. Con uno de estos gritos hizo huir a los Titanes en la guerra de los dioses. Y por este servicio, Júpiter le dedicó la constelación de Capricornio.

ZODIACO