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MITO DE LEO

PRIMER TRABAJO: EL LEÓN DE NEMEA

Para expiar su culpa, Hércules tuvo que ponerse al servicio de Euristeo. Su primer trabajo fue matar al León de Nemea. Lucha de Hércules con el león de Nemea. Francisco de Zurbarán.

ALCIDES LLAMADO HÉRCULES

Alcides ya había dado muestras de su fuerza y valor extraordinarios. Había matado a varias fieras fabulosas y su participación había sido decisiva para ganar una guerra. Parecía que su vida estaría siempre coronada por el éxito y por la gloria. De hecho, el rey de Tebas lo había nombrado su sucesor al entregarle como esposa a su hija mayor, Megara, con la que había tenido ocho hijos. De buen natural, solamente unas manchas obscurecían la trayectoria de Alcides: era muy difícil llevarle la contraria y lo excesivo de algunos de sus actos, dada su fuerza sobrehumana, causaban pavor.

El hecho era que Alcides no había aceptado su destino. A causa de la trampa de Juno, el trono había correspondido a Euristeo porque Alcides había nacido después. Debía haber ido, por tanto, a Argos a rendirle vasallaje como rey suyo que era. Pero Alcides detestaba pensar que tenía que servir a un hombre tan ruin e insignificante. Un día soñó que lo atacaban por sorpresa los hijos de Euristeo; él, con saña, los estrelló contra el fuego. En el mismo sueño también le atacó el padre de Euristeo; cuando lo iba a despedazar, apareció la diosa Minerva y lo detuvo lanzándole una piedra al pecho. Alcides despertó y descubrió espantado que entre sus manos tenía a su propio padre Anfitrión. También se dio cuenta de que sus hijos estaban entre las llamas. Alcides fue consciente de que él había sido quien los había matado. La tragedia había llegado a su vida.

No quería saber nada. Se encerró día y noche en una habitación obscura. Los que le querían, temiendo que se suicidase, quisieron encauzar su dolor. Le dijeron que estaba claro que la Locura, enviada por Juno, lo había poseído y que atentar contra su propia vida sólo serviría para que Juno se saliese con la suya. Si realmente se sentía arrepentido, no debía hacer otra barbaridad, sino ir al Oráculo de Delfos a que le comunicara cuál era su castigo.

Alcides fue al oráculo de Delfos donde la Pitonisa le transmitió la voluntad de los dioses: había de realizar los doce trabajos que le ordenara quien más aborrecía, el rey Euristeo. Además, dejaría de llamarse Alcides y se le conocería desde entonces por el nombre de Hércules, que significa el servidor de Juno (Hera en griego).

Euristeo, que siempre consideró a Hércules como un rival, inventó trabajos en los que su muerte era segura. El primer trabajo fue acabar con el León de Nemea, que había sido criado por la misma Juno. Era un monstruo asesino descendiente de Tifón que devoraba campesinos y grandes animales. Hércules llegó a Nemea y rastreó al monstruo hasta su guarida. Le arrojó unas flechas con su arco de acebuche, mas la piel resultó invulnerable y las flechas rebotaban. Seguidamente él mismo fue hacia el animal y lo golpeó fortísimamente con su maza. Como el León seguía en pie, inició una lucha cuerpo a cuerpo en la cual el León de Nemea acabó estrangulado. Hércules lo desolló con las garras del propio animal. La impenetrable piel le serviría como capa y la cabeza, como casco.

Con este feroz aspecto se presentó en Argos. Euristeo no lo quiso ni ver. El rey prohibió su entrada en la ciudadela. Temía que Hércules lo destronase. Para esconderse mandó construir una gran urna de bronce que ocultó bajo tierra. A partir de entonces, se comunicaría con el héroe a través de un mensajero de probada fidelidad.

Juno agradeció al León que hubiera muerto por ella y lo convirtió en constelación.