Venus se casó con Vulcano, el dios cojo de Lemnos, pero amaba a Marte, el dios de la guerra.
Hornero cuenta cómo, de madrugada, los dos amantes fueron sorprendidos por el Sol, que fue a contar la aventura a Vulcano. Éste preparó secretamente una trampa: se trataba de una red mágica, que él sólo podía accionar.

Una noche en que los dos amantes se hallaban en el lecho de Venus, Vulcano cerró la red sobre ellos y llamó a todos los dioses del Olimpo. El espectáculo produjo en todos un gran regocijo. A ruegos de Neptuno, Vulcano consintió en retirar la red, y la diosa escapó, avergonzada, hacia Chipre, mientras Marte se dirigía a Tracia.



