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El zodiaco lo constituyen las doce constelaciones que antiguamente recorrían el Sol durante un año. La palabra zodiaco procede del griego y etimológicamente significa círculo de animales. El zodiaco también se conoce como el Camino de Luna porque en el año hay el mismo número de signos que meses lunares. El primer horóscopo hecho a una persona concreta del que se tienen noticias data del siglo V a.C., generalizándose la práctica de la astrología a partir de Alejandro Magno.

Las doce o trece constelaciones del Zodiaco
Zodiaco antiguo

El zodiaco surgió de un proceso de divinización del cielo. En la antigua Mesopotamia creyeron que el cielo estaba poblado de dioses y que sus actuaciones influían en la Tierra. Los planetas más brillantes eran los dioses más poderosos, mientras que las estrellas más brillantes y los grupos de estrellas unidas en constelaciones se identificaban con dioses menores y héroes. En el panteón babilónico, por ejemplo, Marduk, el dios supremo era el planeta Júpiter; Ihstat, la diosa del amor, el planeta Venus; y el dios de la muerte cuyos atributos eran una hoz y una maza, el planeta Marte. El que la Luna, el Sol o cualquiera de los planetas pasara por una constelación determinada, encerraba un significado que sólo los sacerdotes sabían interpretar.

Los sacerdotes de las civilizaciones mesopotámica y egipcia, no sólo tenían el poder de adivinar el futuro como los brujos a través de las vísceras de los animales sacrificados y otros indicios naturales, sino que también eran capaces de predecir muchos acontecimientos por medio de ciertas efemérides celestes a las que previamente habían dado un significado. Con la ayuda de los calendarios astronómicos adelantaban acontecimientos regulares como los solsticios y los equinoccios y también otros aparentemente irregulares como los eclipses del Sol y de la Luna que tanto pavor producían en las mentes primitivas. Algunos acontecimientos extraordinarios como la aparición de los cometas, confirmaban la voluntad impredecible de los dioses y la necesidad de los sacerdotes que supieran cómo complacerlos y aplacarlos por medio de sacrificios, oraciones y dádivas.

Las doce o trece constelaciones del Zodiaco
Las muy ricas horas del duque de Berry

Los horóscopos creaban la necesidad de los sacerdotes, puesto que eran astrólogos fiables con conocimientos de astronomía y experiencia en interpretar la voluntad de los dioses. Con los horóscopos preveían grandes sucesos como las lluvias o las sequías; qué bando iba a ganar una guerra; o cómo iba a ser el reinado de un rey; pero también si los astros eran propicios a un matrimonio o a un negocio. En caso de que lo anunciado por los astros no fuera favorable, también había que acudir a los sacerdotes, puesto que ellos eran los más capacitados para explicar por qué los dioses no se mostraban satisfechos y proponer la fórmula exacta para contentarlos.

Cuando los astrólogos eligieron los doce del zodiaco, utilizaron la franja de la eclíptica por donde caminaba el Sol. El caso es que esa franja, por efecto de la precesión de los equinoccios, se ha desviado treinta grados y el Sol ahora pasa por otras constelaciones diferentes. De manera que, cuando alguien que cree en la astrología, dice que es, por ejemplo, orgulloso y testarudo porque le influyen las estrellas de la constelación de Tauro, quizá no sepa que las estrellas que le influyen en verdad son las de Piscis, y que, en consecuencia, sus verdaderas características serían la indecisión y la humildad.

precesion

Pero es que, además, el Sol ya no pasa por doce constelaciones, sino por trece. Concretamente el Sol cruza la constelación de Ofiuco o Serpentario, entre el 30 de noviembre y el 17 de diciembre. Para quien desee trazar su perfil psicológico, quizá sirva recordar que se trata de un hombre que lleva una gran serpiente en los brazos y que en la mitología clásica corresponde a Esculapio, el médico que fue fulminado por un rayo de Júpiter por atreverse a revivir a los muertos.  

Las doce o trece constelaciones del zodiaco
Aratea. Universidad de Leiden